Escritura Creativa

Vanessa Berenise López Martínez
Segundo Monet
Proyecto Primer Bimestre

miércoles, 5 de octubre de 2016

Juan Darién

Quiroga, Horacio

Juan Darién y otros relatos
http://www.biblioteca.org.ar/libros/1749.pdf
Libro: "El Desierto", 3era parte, 1924
Donado por: letra perdidas
Consulta: 5 de octubre de 2016


La historia de un tigre que el amor de una madre lo convierte en ser humano y el miedo a lo desconocido de las personas en su ignorancia matan al hombre para dar paso a la fiera salvaje que hay en su interior. 

En un pueblo lejano, a principios del otoño un pueblo fue arrasado por una peste de viruela matando a muchas personas, entre ellas al hijo de una pobre mujer viuda. la mujer le preguntaba a Dios como era posible que le quitara lo único que tenia en este mundo; mientras estaba en el pórtico de su casa alcanzó a ver que caminaba tambaleante hacia ella un pequeño gatito, al levantarlo en sus manos observo a un tigresito de pocos días de nacido,  su inmensa tristeza y su necesidad de dar amor hizo que lo arropara y alimentara.
La nerviosa mujer sabia que si alguien del pueblo llegará a descubrir que tenia una pequeña fiera la cual cuidaba y amamantaba y con seguridad la matarían.

Una vieja y sabia serpiente que había presenciado todo le dijo - No temas nada mujer, tu corazón de madre te ha permitido salvar una vida del Universo, donde todas las vidas tienen el mismo valor...desde este momento tu hijo tiene forma humana; nunca lo reconocerán. Forma su corazón y enséñale a ser bueno como tú, y él no sabrá jamás que no es hombre. A menos .... a menos que una madre de entre los hombres lo acuse.

Pasó el tiempo y el pequeño niño creció llevando por nombre Juan Darién, un niño digno de ser querido: noble, bueno, generoso como nadie, no era muy inteligente pero compensaba esto con un gran amor al estudio. 

Por su madre tenia en particular una veneración profunda, la cual murió al cumplir 10 años. Juan Darién sufrió mucho la perdida de su madre y así fue en adelante un muchacho triste que solo deseaba instruirse.

Juan Darién no se le amaba en el pueblo. La gente de los pueblos encerrados no gustan de los muchachos demasiado generosos y que estudian con toda el alma. Era además, el primer alumno de la escuela. Este conjunto precipitó el desenlace con un acontecimiento que dio razón a la profecía de la serpiente.

Un inspector escolar llegó al pueblo a observar las clases. Cuando el inspector llegó el maestro hizo dar la clase al alumno m{as aventajado de la clase; Juan Darién, que emocionado del caso tartamudeo y la lengua se le trabó con un sonido extraño.

El inspector intrigado comenzó a indagar de donde había salido ese muchacho, a lo cual respondió el maestro que nadie sabia su origen pues la madre que lo crió ya había muerto.

A Juan Darién se le hicieron varias pruebas de manera sutil y la conclusión susurrada del inspector fue que era una criatura salvaje. 

El inspector no era un mal hombre; pero como todos los hombres que viven cerca de la selva, odiaba ciegamente a los tigres; así pues, dijo en voz baja al maestro - Es preciso matar a Juan Darién. Es una fiera del bosque, posiblemente un tigre. Debemos matarlo, por que si no, él tarde o temprano, nos matará a todos. 

Después de iniciadas las sospechas Juan Darién que no se daba cuenta de nada, comenzó a sufrir los efectos de las suposiciones del inspector. Nadie le respondía una palabra, se apartaban vivamente a su paso y lo seguían desde lejos de noche, eso sin contar con lo que los chicos y grandes le gritaban a su paso - ¡Fuera de aquí! ¡Vuelve de donde has venido! ¡Fuera!

La gente del pueblo mando a llamar un domador de fieras y cuando este llegó al pueblo los lugareños se abalanzaron a la casa de Juan Darién apoderándose de el, arrastrándolo hasta donde estaba el domador.

Juan Darién fue encerrado en una jaula de fieras, donde a fin de sacar al la fiera que tenia dentro fue golpeado, apedreado y latigado. Se encontraba muy mal herido pero seguía siendo un niño humano severamente lastimado por la muchedumbre enardecida.

Finalmente lo sacaron de la jaula y empujándolo por medio de la calle lo echaron al pueblo. Iba cayéndose a cada momento y detrás de el los muchachos, las mujeres y los hombres empujándolo y aventándole piedras.

Juan Darién cayo del todo y tendiendo en busca de apoyo levanto sus manos de niño a una mujer parada en la puerta de su casa la cual llevaba un bebe en brazos.

- ¡ Me ha querido robar a mi hijo ! - Grito la mujer - ¡Ha tendido las manos para matarlo !.

Eso fue suficiente para que la gente enfurecida decidiera quemarlo, entonces decidido esto, lo ataron a lo alto del castillo de fuegos artificiales que habían levantado para las fiestas del pueblo. prendieron la mecha mientras las chispas quemaban a Juan Darién quien gritaba que el era un hombre y pedía perdón.

Finalmente la atroz crueldad se había cumplido, habían conseguido que en vez de la inocente criatura, hubiera un cuerpo de tigre agonizaba rugiendo.

Cuando el fuego se apago, las gentes lo arrastraron hasta el linde del bosque, abandonándolo ahí para que los chacales, devoraran su cadáver, pero el tigre no había muerto.

Cuando volvió en sí, se arrastro a lo profundo de la selva esperando paciente a sanar sus heridas, pues aunque era ya del todo un tigre su conservaba tres cosas: el recuerdo del pasado, su habilidad con las manos y el lenguaje.

Cuando se sintió por fin curado paso la voz a los demás tigres para que se reunieran a las orillas del pueblo cerca de un gran cañaveral. Así espero paciente trepado arriba de un árbol viendo pasar a las mujeres y labradores fatigados, hasta que al fin vio pasar el domador al cual salto sobre el y de una manotada lo desmayo y así lo llevo al pie de las inmensas cañas que se alzaban en la obscuridad.

El tigre dijo entonces - Hermanos yo viví doce años entre los hombres ... esta noche rompo el último  lazo que me liga al pasado.

Después recogió al hombre y lo trepo a lo mas alto del cañaveral al cual le prendió fuego. las cañas estallaban como bombas, el hombre tocado por las llamas había vuelto en si, vió desde abajo a los tigres y gritaba retorciéndose de dolor - ¡ Perdón, perdóname !, ¡ pido perdón por todo !, ¡perdonarme Juan Darien !.

Al oir esto, Juan Darien alzó la cabeza y dijo fríamente: - Aquí no hay nadie llamado Juan Darién...Ese es un nombre de hombre y aquí todos somos tigres.

Finalmente las llamas consumieron al cañaveral y al hombre.

Juan Darién, en su forma de tigre, se encamino de nuevo al pueblo seguido por los tigres y se detuvo ante un pobre jardín y se detuvo ante un pedazo de tierra donde estaba enterrada a a quien había llamado madre y después de un profundo silencio dijo: - ¡Madre! Tú solo supiste, entre todos los hombres los sagrados derechos a la vida de todos los seres del Universo...estoy seguro que me oyes. Soy tu hijo siempre, a pesar de lo que pase adelante...¡ Adiós madre mía !

Se incorporó y se unió a la manada de tigres y volviéndose al pueblo exclamó:

¡Raza sin redención! ¡Ahora me toca a mi!

y retomando a la tumba de su madre en la que acababa de orar escribió con las sangre de sus heridas que aún no sanaban  debajo del nombre de su madre:

Y

JUAN DARIÉN

- ¡ Ya estamos en paz, ... ahora a la selva. ¡Y tigre para siempre!

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